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Domingo, 16 de Octubre XXIX Domingo Ordinario

“Cuando Moisés tenía las manos en alto, dominaba Israel.” (Éxodo 17, 11)

¿Seria bueno tener una forma directa de saber que tus oraciones están siendo escuchadas? Moisés la tenía: Si sus manos estaban en  alto, los israelitas iban ganando la batalla, si las bajaba comenzaban a perder. Era tan simple como eso. Pero Moisés no podía perseverar por sí mismo, necesitaba ayuda para mantener los brazos en alto.

Este relato nos enseña que a veces todos necesitamos ayuda. Puede ser muy cansado seguir orando, exige mucho de nosotros. Por eso es que todos podemos apreciar la imagen de Aaron y Jur sosteniendo los brazos de Moisés mientras el rezaba por la victoria de los israelitas en la batalla. Sus amigos se mantuvieron a su lado y lo ayudaron a hacer lo que él no podía hacer por su propia cuenta.

Lo cierto es que, cada uno de nosotros necesita que nuestros hermanos y hermanas en Cristo nos respalden, ellos nos ayudan a perseverar. Probablemente tu puedes recordar momentos en los cuales te has acercado a un amigo y le has pedido que rece contigo por algo importante. Su apoyo significo mucho para ti.

Cuando no ves una respuesta inmediata a tus oraciones, tus amigos, como los de Moisés, pueden ayudarte a percibir el campo de batalla mas claramente y a poner tu atención en las formas en que Dios ya esta actuando. Ellos pueden recordarte los momentos específicos en que Dios ha respondido a tus oraciones o las de ellos en el pasado. Y cuando te sientes en una completa oscuridad, ellos pueden mantenerse a tu lado y rezar contigo mientras tu te esfuerzas por seguir avanzando. Tu puedes hacer lo mismo por ellos.

“Gracias, Señor Jesús, por el don de la amistad en el Cuerpo de Cristo.” Amen.

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