“Si eres el Hijo de Dios… ” (Lucas 4,3 )
¡Vaya manera la del diablo para tratar de hacer tropezar a Jesús! Hizo todo lo posible para que dudara del amor y cuidado que su Padre tenía por él: Pero Jesús, tú eres el Hijo de Dios. No necesitas castigarte de este modo. Mira, aquí hay algunas piedras que podrías usar. ¡Ya se! ¿Por qué no saltas de la parte más alta del templo? Esto atraerá a la gente a ti con mayor rapidez.
Pero por muy tentador que todo eso haya sido, Jesús podía ver la lógica retorcida del diablo. Ser el Hijo de Dios no tiene nada que ver con beneficios y privilegios especiales. Tampoco significa nunca pasar hambre o que estaremos rodeados de admiradores que nos seguirán a todas partes. Se trata más bien de ser como el Padre; desgastarte para curar a los heridos. Se trata de amar esinteresadamente, aun si eso significa entregar la vida en una cruz.
Como hijo de Dios, tú también, te encontrarás con tentaciones durante este tiempo de Cuaresma. Serás tentado a guardar un resentimiento, a tratar mal a otra persona, a incumplir tus resoluciones de Cuaresma, o a cometer algún pecado. Pero sin importar lo que enfrentes, la situación estará fundamentada en alguna versión de las mentiras que el diablo trató de usar con Jesús. Es la falsa noción de que Dios te está reteniendo algo, por lo que tendrás que saltarte algunas reglas o romperlas para poder obtener lo que crees que necesitas.
Como dice el dicho: “Hombre prevenido vale por dos”. Así que cuando descubras que quieres justificar un pecado, reconoce la voz del tentador y mantente firme. Y acude a Jesús para que te ayude; él sabe muy bien cómo vencer al diablo. “Señor Jesús, te pido que seas mi escudo y fortaleza frente a la tentación.” Amen.
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