The Catholic Community of Northern Columbia County

“Y nosotros escuchamos esta voz, venida del cielo” (2 Pedro 1, 18)

Piensa en cuántos casos se han ganado en la corte gracias al testimonio de un testigo ocular. O como el testimonio de fe de alguien más ha impactado tu vida. ¡Los testigos oculares tienen mucha importancia!

En la segunda lectura de hoy, San Pedro nos narra su testimonio sobre la Transfiguración para que sus lectores puedan profundizar en su creencia de que Jesucristo es el Señor. No fueron “fábulas hechas con astucia”, les aseguro. No, Pedro estuvo ahí en persona y vio al propio Jesús, en carne y hueso, aparecer en “gloria” sobre el monte Tabor (2 Pedro 1, 16).

A pesar de que Jesús no está con nosotros físicamente como estuvo con Pedro, continúa revelando su gloria hoy, y tú has experimentado esta realidad. Cada vez que miras al sacerdote elevar la Hostia durante la Misa, estas presenciado la gloria de Jesús. Cada vez que escuchas al sacerdote decir en la Confesión: “ Te absuelvo de todos tus pecados”, están experimentandola. Cada vez que observas a un niño, o a un adulto, si es el caso, ser bautizado, la gloria de Jesús brilla a través de ellos. Es una gloria velada, pero sigue
siendo real.

Y eso significa que al igual que Pedro, tú tienes una historia que contar de fe y de encuentro con el Señor durante la Misa o la Confesión. Esa historia puede mover a alguien a buscar al Señor más profundamente. Amen.