The Catholic Community of Northern Columbia County

“Hacen fardos muy pesados… y los echan sobre las espaldas de los hombres.” (Mateo 23, 4)

Hoy leemos cómo Jesús acusó a los jefes religiosos de Jerusalén de colocar “fardos muy pesados” sobre las personas imponiendoles cada vez más reglas (Mateo 23, 4). Pero, ¿no estaba él haciendo lo mismo? Después de todo, él fue quien dijo a la gente: “Acepten el yugo que les pongo” (11, 29). ¿No es yugo un aparato de hierro y madera dura una carga también?

Tal vez sí lo sea, pero quienes pasaron tiempo con Jesús vieron que la carga de la que hablaba era completamente diferente, ¡ y mucho más atractiva! Primero, Jesús dijo que las cargas impuestas por estos  escribas y fariseos habían “anulado la palabra de Dios” (Mateo 15, 2-6). Consisten de reglas, ayunos y diezmos que no se encontraban en la ley de Moises. Algunos de ellos incluso contradicen la voluntad de Dios para su pueblo. Pero el yugo de Jesús tenía el objetivo de ayudarnos a darle “su pleno valor” a la palabra de Dios (5, 17). Es un yugo que nos llama simplemente a amarlo y amar a nuestro prójimo (22, 34 -40).

Jesús usó la imagen de un yugo para describir su “carga”. Un yugo es un instrumento que une a dos bueyes para que se ayuden el uno al otro a llevar la carga. Cuando aceptamos el yugo de Jesús; entramos en una relación aún más profunda con el. Y esa relación nos llena con la alegría y el consuelo de su propio Espíritu. Amen.