The Catholic Community of Northern Columbia County

“Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es…Dios” (Deuteronomio 4, 39)

La lectura de hoy de la fiesta de la Santísima Trinidad es hermosa. Las palabras de Moises a los israelitas nos dicen que hay un solo Dios: “El Señor” (Deuteronomio 4, 39). ¡Y es un Dios maravilloso! Es generoso y bondadoso, no como los falsos dioses que los paganos adoraban. En realidad, es tan bueno que rescato a su pueblo de la esclavitud y los condujo hasta la Tierra Prometida (Deuteronomio 4, 34). ¡Ningún pagano podría decir esto de su “dios”! Ahora, con la venida de Cristo, tenemos una mayor comprensión de quién es este Dios en verdad. Y en el centro de ese entendimiento se encuentra la proclamación de que Dios es una Trinidad de personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Como Padre, nos trata con un gran amor y nos llama a ser parte de su familia. Nos recibe delante de su trono y promete escucharnos cuando lo llamemos.

Como Hijo, adopto nuestra propia humanidad y nos ofrece esa humanidad en sacrificio en una cruz. Y a través de esa cruz, destruye el poder del pecado y derrama su misericordia sobre nosotros.

Como Espíritu, derrama su propia vida y amor sobre nosotros. Nos capacita para vivir la vida a la cual hemos sido llamados: Una vida de amor y misericordia que refleje el amor de nuestro Padre celestial.

¡Este es nuestro Dios! Pero vivimos en un mundo que nos tienta a crear dioses falsos como las riquezas y la autojustificación y a ser indiferentes a las necesidades del pobre. Estos “dioses” no son reales; todo lo que pueden prometer son placeres fugaces. Así que sigue el consejo de Moises y “graba hoy en tu corazón” la verdad de que perteneces a Dios, y él te pertenece a ti (Deuteronomio 4,
39). Amen.