The Catholic Community of Northern Columbia County

“Haremos todo lo que dice el Señor (Éxodo 24, 3)

En el monte Sinaí, Moises presidió el juramento de una alianza sagrada entre Dios y el pueblo de Israel. Después de explicar las  disposiciones de la alianza, Moises roció al pueblo con la de los animales sacrificados, y el pueblo respondió prometiendo “obedeceremos; haremos” todo lo que Dios les había mandado (Éxodo 24, 7).

La respuesta de los israelitas a Moises es claramente admirable y agradable al Señor, pero la fiesta que celebremos hoy del Cuerpo y la Sangre de Cristo nos invita a considerar otro aspecto de nuestra respuesta a él. Estamos muy acostumbrados a concentrarnos en “hacer”, pero en su esencia, el misterio de la Eucaristía se centra en “ser” más que en “hacer”. Así como el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús en la Misa, nosotros nos convertimos en el cuerpo de Cristo cuando nos reunimos para adorarlo y recibirlo en la Comunión. De manera que cuando decimos “amén” justo antes de recibir la Eucaristía, podemos decir en nuestro corazón: “Seré todo lo que el Señor desea que sea”

Este es uno de los mayores milagros de nuestra fe. Como lo enseñaron los Padres del Concilio Vaticano II: “Participando realmente del Cuerpo del Señor en la fracción del pan eucaristico, somos elevados a una comunion con El y entre nosotros” (Lumen Gentium, 7). ¡La Comunión con Cristo! Y esa comunión, recibida con fe y fundamentada en la gracia, nos transforma. ¡Te estas asemejando a quién estás recibiendo al ser valorado, redimido y amado! 

“Señor, ¡gracias por concederme una porción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de tu alma y de tu divinidad!” Amen.