“Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía” (2Corintios 5, 7)
Rut estaba teniendo dificultades con sus hijos adolescentes. Ella los amaba y rezaba por ellos y les puso límites sanos, pero su irritabilidad y sus malas decisiones la hacían sentir que no estaba haciendo lo suficiente. A veces incluso se preguntaba si estaba fallando como madre.
Luego una mañana leyó este pasaje de San Pablo durante su rato de oración: “Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía” (2Corintios 5, 7). Al leerlo, sintió que Dios la motivaba a leerlo nuevamente. Mientras reflexionaba en estas cosas que estaba “viendo”, especialmente las dificultades con sus hijos y sus propias dudas sobre si misma, sintió que Dios la invitaba a verlos más bien “por la fe”.
Rut pensó en todas las veces que había tenido que recordarles a sus hijos que los amaba y que Dios los amaba también. Recordó que los llevaba a Misa todas las semanas, donde recibían el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la Comunion. Pensó en cómo les había enseñado a pedir perdón y a perdonarnos unos a otros, y como ellos lo hacían, ¡aun cuando a veces reclamaban!
Rut también reflexiono en los pasajes de la Palabra de Dios que significaban mucho para ella, tales como Isaias 54, 13: “Yo instruiré a todos tus hijos; todos ellos tendrán gran bienestar.” Y Mateo 13, 31-32, en el que Jesús describe como la semilla más pequeña puede producir la más grande de las plantas. Al cerrar su Biblia, el corazón de Rut se sintió más ligero y su mente más clara.
“Señor, te pido que abras mis ojos a tu presencia y tu fidelidad.” Amen.
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