The Catholic Community of Northern Columbia County

 “Habla, Señor; tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10)

Samuel estaba acostado durmiendo cuando escuchó que alguien lo llamaba por su nombre. Corrió a donde su mentor, pero Eli no lo estaba llamando. Entonces Samuel regresó a la cama, solo para escuchar la voz dos veces más. Cuando Samuel apareció al lado de la cama de Eli por tercera vez, el sacerdote comprendió que la voz era la del Señor. Dios, que se deleita en hablarle a su pueblo, estaba llamando a Samuel. Así que le dio a Samuel un valioso consejo: “Responde: Habla, Señor; tu siervo te escucha” (1 Samuel 3, 9).

 ¡Este mismo Dios quiere hablarnos a nosotros! No es tan difícil escucharlo, pero al igual que Samuel, necesitamos aprender a escuchar. La buena noticia es que Dios nos ama y quiere que escuchemos su voz. Así que apropiémonos de las palabras de Eli.  

Habla, Señor. Dios desea que lo conozcas. Siempre está hablando, siempre está manifestando en tu vida. Cree que él tiene un mensaje para ti y con confianza expresale tu deseo de escucharlo. Esto significa sentarse delante del Señor y centrar tu corazón solamente en él. “Habla, Señor, quiero conocerte más.”  

Tu siervo. Todo lo que tenemos viene de Dios que es nuestro Señor, y nosotros somos sus siervos agradecidos y humildes, dispuestos a escuchar y obedecer su palabra.  

Estoy escuchando. No es fácil escuchar la voz de Dios cuando estamos rodeados de ruido. De manera que para escuchar al Señor, necesitaremos encontrar un lugar tranquilo lejos del bullicio que puede ahogar la voz del Señor. “Habla Señor, tu siervo escucha.”     Amen.