The Catholic Community of Northern Columbia County

“Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.” (Juan 6, 55)

¿Alguna vez has pasado un extenso período sin alimentos? Cuanto más tiempo pasemos sin alimentarnos, más débiles nos ponemos.

Las palabras de Jesús son la evidencia de que su Cuerpo y su Sangre son igual de vitales para nosotros como los alimentos o el agua que bebemos. Sin el alimento de la Sagrada Eucaristía, la vida de Dios en nosotros puede drenarse lentamente.

Este es un ejemplo extremo de lo vivificante que es la Eucaristía: En su libro El me guia, el padre Walter Ciszek describe los riesgos que asume cada día para celebrar la Misa en el campo de trabajos forzados en Siberia donde estuvo prisionero: “Yo estaba dispuesto a llegar lejos, a sufrir cualquier inconveniente, a enfrentar cualquier riesgo para ofrecer el Pan de Vida a estos hombres.” 

“Las distracciones provocadas por el temor a ser descubiertos… no le hacían perder el efecto que el pequeño pedazo de pan y las pocas gotas de vino consagrado podían producir al alma”. Estos prisioneros dependían tanto del Cuerpo y la Sangre de Jesús para mantenerse vivos como del poco alimento que recibían de sus captores.

La Eucaristía se había convertido en su verdadero alimento y su verdadera bebida. Señor, Gracias, por la vida que me das por medio de tu Cuerpo y de tu Sangre.    Amen