“Basta ya, Señor. Quítame la vida” (1 Reyes 19, 4)
Elias ya no podía más. Mientras huía por el desierto para salvar su vida, encontró un arbusto donde colapsó presa de la desesperación. Solo y agotado, rezo pidiendo la muerte: “Basta ya, Señor. Quítame la vida” (1 Reyes 19, 4).
Pero Dios no respondió a su oración como él esperaba. En su lugar, envió a un ángel para atender las necesidades de Elias. “Levántate y come”, le ordenó el ángel al desilusionado profeta, porque “aun te queda un largo camino” (1 Reyes 19, 7). Elias se despertó y descubrió que Dios había provisto milagrosamente el pan y agua para fortalecerlo. Elias se había dado por vencido con el Señor, pero el Señor no se había dado por vencido con Elias.
En algún momento, podemos sentir que hemos llegado al límite. Las dificultades o el dolor, la enfermedad o la decepción pueden robarnos nuestra esperanza. Al igual que Elias, podríamos decirle al Señor “¡basta ya!” En esos momentos, nuestro Dios está cerca de nosotros, aun si no podemos sentirlo. Así como el Señor vio a Elias bajo la soledad de un arbusto, también te ve a ti. Así como proveyo para Elias, él también te proveerá pan para que el viaje no sea demasiado pesado. Pero no será pan ordinario, será el “pan
vivo que ha bajado del cielo” (Juan 6, 51). No será nada menos que el propio Cuerpo y la propia Sangre de Jesús, el pan eucaristico que nos ofrece la vida eterna.
Hoy, cuando asistas a Misa, acercate a Jesús con un corazón abierto y sincero. No temas ser honesto con él, dile cuales son tus necesidades y tus cargas. El Señor responderá tu súplica pidiendo ayuda, ¡él nunca se dará por vencido contigo! Amen.
Comments
There are no comments yet - be the first one to comment: