The Catholic Community of Northern Columbia County

“Por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo.” (Filipenses 2, 3)

Desde el pecado de Adán y Eva hasta la más reciente disputa familiar, el mundo se ha mantenido firme en una filosofía en cuanto a relaciones personales se refiere: Asegúrate de que las cosas se hagan a tu manera.

¡Qué distintos son los caminos del Señor! En la segunda lectura de hoy, San Pablo nos dice que Jesús no nos exigio que nos sometieramos a él. Más bien, él se sometió a nosotros. Aquel que es el Señor tomó “la condición de siervo”, donándose a través de los milagros de sanación y liberación (Filipenses 2, 7). Aquel que es la sabiduría de Dios pacientemente enseño el camino del perdón y la santidad. Y Aquel que es puro e inmaculado se rebajó para lavar los pies sucios y polvorientos.

Y en su último acto de sumisión, no puso resistencia cuando nos burlamos de él, lo golpeamos y lo crucificamos. No porque fuera débil, sino porque era fuerte. No, porque hubiera perdido, sino porque sabía que esta era la forma de ganar. Porque decidió ser humilde en lugar de orgulloso y servir por encima de usar la fuerza, su Padre lo resucitó y lo exaltó como el Señor.

Jesús no vino a ganar una discusión; vino a ganarse nuestro corazón. Al humillarse a sí mismo de esta manera, mostró que su amor es real, sólido y eterno. El Señor nos pide que ganemos el corazón de los otros en lugar de tratar de romper la voluntad de los demás. Amen