The Catholic Community of Northern Columbia County

One of my favorite new singers/songwriters is Noah Kahan. I’m a little biased because, like me, he is originally from Vermont. In a fine song entitled “Stick Season,” he sings of his hope to “cancel out the darkness I inherited from dad.” This lyric articulates his painful recognition of a dark spiritual “inheritance” from his father, and his hope to be free of it. We all inherit some degree of evil from our earthly forebears. It’s easy to feel doomed to repeat their darknesses.

But we’re not so doomed, thank God. This week’s Gospel proclaims this. Whatever good or bad we received from our parents, we have a more definitive and perfect inheritance in God. Jesus commands us, “Be merciful just as your Father is merciful” (Luke 6:36). We have a perfect Father in heaven and are destined to inherit and reflect that perfect and merciful love. We have an inheritance of light, not darkness, and thus a whole new possibility of magnanimous love. Like any inheritance, this is a free gift to us.

What are we destined to repeat? Not the darkness of our earthly parents. We are destined to be a reflection of God’s life. Jesus liberates us from the inevitability of repeating whatever evils and imperfections are in our familial or cultural upbringings. It’s time to claim that perfect inheritance. — Father John Muir ©LPi

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Hoy el Evangelio nos propone una catequesis de amor queue obliga a estirar el corazón, para rendir al máximo al pedido de Jesús. Nos impulsa a pensar distinto, a interesarnos por los demás. Llama al perdón, a la nobleza, la humildad y, lo más importante, a saber, compartir lo que poseemos materialmente y darse uno mismo. Es algo difícil lo que pide el Señor en este pasaje del Evangelio. Eso, de amar a los enemigos, hacer el bien a quien no nos quiere, de orar por los que nos persiguen, es fuera de serie, no se usa en la sociedad
actual. Y agrega Jesús lo siguiente: “Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes” (Lucas 6:31). No se trata de que estemos siempre con la cabeza baja y humillados, mas bien se trata de luchar por la justicia, de no entrar en la violencia de tú me la haces, entonces, yo te respondo igual.

“Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿Qué merito tienen? Hasta los malos aman a los que los aman (Lucas 6:32). Por el  contrario, bendecir a los amigos y enemigos es lo que nos hace dignos hijos e hijas de Dios. Pidamos el don de perdonar, de no ser vengativos, de tener un corazón de compasión, rebosante de ternura para hacer el bien. “Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes” (Lucas 6:36). Ser semejantes al que siempre es bueno con nosotros. ¡Ese es el reto a cumplir! ©LPi