Do you ever feel restless? I certainly do. Daily tasks and challenges, but also the more basic demand of simply existing — sooner or later, this can all feel crushing and tire us out.
Which is why Jesus’ words are such stunningly good news: “Come to me all you who labor and are burdened and I will give you rest” (Matthew 11:28). How vastly weird that this man speaks as though he is capable of giving us the deep repose we desire. Is his claim the height of absurd grandiosity? No, because next he immediately proclaims that he is “meek and humble of heart.” We here touch a mystery: Jesus is capable of giving us rest because he is the one who forever reposes in the heart of God the Father. He is “yoked” to the Father in his divinity. But he is humbly “yoked” to us, sharing in our humanity.
The good news, my fellow tired-out friends: we don’t have to despair in our burdens and exhaustion, no matter how heavy they feel. This week, join me in opening our hearts to hear him say to us, “Come! I will give you rest.” We come to him in the Church, Eucharist, the Scriptures, prayer, in the poor. There he will give us rest.
— Father John Muir
©LPi
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“Pues mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:30). Jesús nos consuela con estas palabras para aligerar las penas de la vida. Seres queridos que se adelantan a nosotros dejando un vacío enorme en el corazón. Violencia que afecta grandemente a nuestras
escuelas y vecindarios, pérdida de vidas inocentes, sin sentido. El mundo vacío de amor, y lleno en gran parte de odio y racismo, se debilita cada vez más. ¡Vengan a mí, los cansados, los tristes, los desterrados, que recorren frontera tras frontera para encontrar un
mundo mejor! Debemos ir a Jesús para aprender de él, que es manso y humilde de corazón. Es el reto de la Palabra de Dios esté domingo.
Con mucha frecuencia, nos dice el papa Francisco: “El mundo exalta al rico y poderoso, no importa con qué medios, y a veces pisando a la persona humana y su dignidad. Y esto lo vemos todos los días, los pobres pisados. Y es un mensaje para la Iglesia, llamada a vivir
las obras de misericordia y a evangelizar a los pobres, a ser mansos, humildes. Así el Señor quiere que sea su Iglesia, es decir nosotros” (07/05/2020). Más claro que el agua no puede ser el mensaje. El Papa, que es mensajero amoroso de la Palaba de Dios, explica lo que
es el yugo llevadero en la vida diaria y de ese modo la carga es más ligera. Pidamos, hoy en la Eucaristía, que sepamos recorrer el camino y abrir senderos nuevos de humildad y justicia para todos.
©LPi
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