X

Browsing Messages From Father Steve

GOSPEL MEDITATION/ MEDITACIÓN SOBRE EL EVANGELIO 17th Sunday in Ordinary Time

Once I went to a hospice facility to celebrate Last Rites for an elderly dying man. His family had told me that he had been uncommunicative for days. At the conclusion of the ritual, we began to recite the Our Father prayer. To everyone’s surprise, his lips moved, clearly mouthing the words to the Lord’s prayer. Stripped of most of his faculties, the man could still pray those precious God-given petitions. A lifetime of prayer had planted the words even deeper than his failing consciousness. 

Do we want the Lord’s prayer to be as deeply embedded in us? If we want to be people of hope, we should. Recall that our Lord
immediately follows the prayer by saying: “Ask, and it will be given to you; search, and you will find; knock, and the door will be opened to you” (Luke 11:9). We only ask, search and knock because we hope that the request is not in vain. Everything we could possibly hope for is contained in the prayer. Praying the Our Father deepens our hope.

We should consciously pour all our hopes into the Lord’s prayer; we should allow it to be an expression of hope, not simply rote
words. Then, over time, it builds up our hope in God. It sinks deep into our souls and bodies. How blessed we are when these words
of hope are on our lips, even when everything else seems to fail. Father John Muir  ©LPi

-------------------


Una vez fui a un hospicio para celebrar la extremaunción de un anciano moribundo. Su familia me había dicho que llevaba días sin comunicarse. Al final del rito, comenzamos a rezar la oración del Padre Nuestro. Para sorpresa de todos, sus labios se movieron, pronunciando claramente las palabras de la oración del Señor. Despojado de la mayoría de sus facultades, el hombre aún podía rezar esas preciosas súplicas dadas por Dios. Toda una vida de oración había plantado las palabras aún más profundo que su conciencia fallida.

¿Queremos que la oración del Señor esté tan profundamente arraigada en nosotros? Si queremos ser personas de esperanza, deberíamos. Recordemos que nuestro Señor sigue inmediatamente a la oración diciendo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Lc 11, 9). Sólo pedimos, buscamos y llamamos porque esperamos que la petición no sea en vano. Todo lo que podemos esperar está contenido en la oración. Rezar el Padrenuestro profundiza nuestra esperanza.

Debemos verter conscientemente todas nuestras esperanzas en la oración del Señor; debemos permitir que sea una expresión de
esperanza, no simplemente palabras de memoria. Así, con el tiempo, nuestra esperanza en Dios crece. Se hunde profundamente 
en nuestras almas y en nuestros cuerpos. Qué bienaventurados somos cuando estas palabras de esperanza están en nuestros labios, incluso cuando todo lo demás parece fallar. Padre John Muir    ©LPi

Comments

There are no comments yet - be the first one to comment:

 

Subscribe

RSS Feed

Archive


Access all blogs

Subscribe to all of our blogs