The Catholic Community of Northern Columbia County

I confess that I have a soft spot for the scary things Jesus says because they are usually ignored. But there’s gold in them thar hills, if we have courage to look. This week Jesus gives us a terrifying warning in his parable about the king who gives a marriage feast for his son and promptly goes berserk when people don’t respond. The point: those who do not properly respond to God’s generous invitation will face totally devastating consequences. The invitees who don’t show up get their city burned to the ground. The poor
homeless man is tortured for not wearing the correct clothes. Scary indeed.

Is Jesus trying to intimidate or bully us into following him? No, because that is certainly not how he treats anyone in the Gospels. A better view is this: to Jesus, your life matters. The universe is not an empty wasteland where anything goes. It is a theater of love offered and either accepted or rejected. How easy it can be to glide through life thinking my life doesn’t make a difference. But it does. It really does. This should not only be sobering but exhilarating. The positive side of the negative in Jesus’ scary parables is the thrill and joy that he is inviting us, therefore our lives matter a great deal. There is a reason to get up in the morning. God’s generous love is relentlessly calling us. True, obstinately saying no through our indifference is a catastrophe for us and those around us. But how wonderful must the consequences of our ‘yes’ be?                       —Father John Muir ©LPi

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¡Vengan a la fiesta! Todo está preparado, no falta nada, solo los invitados. Los primeros invitados del Evangelio de hoy responden de mala gana, son indignos de ir a la fiesta. Además, maltratan a los enviados a invitarlos. ¡Qué falta de educación y responsabilidad! Con justa razón el rey se enoja, y actúa de diferente manera. Invita a la gente de los caminos, de todas partes, sin importar su estatus
migratorio, ni nacionalidad, ni costumbres, buenos y malos. Todos tienen un lugar en el banquete del reino. Solo existe una condición, llevar vestido de fiesta de gala. Y ¿Cuál es ese traje de fiesta ahora? El traje de fiesta es la Gracia que nos otorgan los Sacramentos
de Iniciación Cristiana.

Cabe peguntar lo siguiente: ¿Cuáles son los pretextos que pongo para aceptar las invitaciones de Dios en mi vida? ¿Cuál es el  banquete al que Dios me invita actualmente? Dios nos quiere felices, y desea que gocemos de sus dones terrenos y espirituales desde ahora, de inmediato. Sin embargo, la meta debe estar puesta en lo eterno, en lo duradero, en el cielo. Saber gozar es un don. San Pablo nos da la pauta a seguir en la segunda lectura de hoy: “Todo lo puedo en aquel que me fortalece” (Filipenses 4,13). Nosotros nos fortalecemos cada domingo en el Banquete de la Eucaristía. A este banquete estamos invitados todos. El traje es gratis, lo puedes adquirir en el Sacramento de la Reconciliación. ¡Acepta la invitación del                        Señor! ©LPi