The Catholic Community of Northern Columbia County

In the backyard of the house where I live with other priests, there is a lemon tree which produces a huge amount of fruit. One evening in the spring I needed some lemons for a chicken dish. I glanced from the kitchen and saw the tree bursting with large, bright, gorgeous lemons, hanging thick on seemingly every branch. Turning to Fr. Bob (I’ll change his name to protect the innocent) who sat on the couch, I said, “Father, could you pick a few lemons for me?” He said sure and into the backyard he went. He returned a few minutes later emptyhanded. “John, there’s no lemons. Sorry.” I said, “What are you talking about?” I looked again and saw the grapefruit tree on the other side of the yard, which had recently been picked clean of fruit. He didn’t see the abundant fruit because he was looking in the wrong place! 

Like Fr. Bob, we sadly don’t see the fruit all around us. We think that the culture is spiraling down, young people avoid church, and the future looks bleak. Why go out into the world and work? The world looks like a fruitless tree. Jesus doesn’t see things that way. This week he tells us, “The harvest is abundant, but the laborers are few.” Look again: there is spiritual fruit hanging all around us! The lonely ready to be visited. The sick ready to be healed. The forgotten ready to be remembered. The poor ready to be treated with dignity. The sad ready to be consoled. The young ready for the Gospel. So, let’s ask the Lord to send laborers to get to work. And he will. He might send you and me. Just remember to look at the correct trees. — Father John Muir ©LPi

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Hay mucha gente cansada y desilusionada, están ya abatidos sin esperanza. Tantos migrantes que salen de sus países en busca de mejor calidad de vida. Buscan líderes que hablen con la verdad, que los guíen y los orienten. En tiempos de Jesús, y ahora pasa lo mismo, la gente caminaba sin rumbo, como ovejas sin pastor. Por eso Jesús ordena a sus apóstoles: “No vayan a tierras de paganos ni entren en pueblos de samaritanos. Diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel (Mateo 10,5). Los envió para sanar enfermos, resucitar muertos, limpiar a los leprosos y echar demonios. Esa era la tarea: ayudar a la gente a liberarse. “La cosecha es
abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha” (Mateo 9, 37-38).

Se necesitan pastores fieles y trabajadores que ayuden a las personas a encontrar a Jesús. La comunidad debe de rezar para
tener vocaciones sacerdotales y religiosas, a la vez que laicos comprometidos con el Evangelio, que sean testigos y den testimonio de lo que predican. “No estamos llamados a servir solo para tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo. El servicio es un estilo de vida, más aún, resume en sí todo el estilo de vida cristiana: servir a Dios en la adoración y la oración; estar abiertos y disponibles; amar concretamente al prójimo; trabajar con entusiasmo por el bien común” (Papa Francisco). ©LPi