The Catholic Community of Northern Columbia County

“El llama a cada una por su nombre” (Juan 10,3)

El domingo del Buen Pastor a menudo trae a la mente imágenes de un gentil pastor con su cayado en la mano, sentado  acíficamente en praderas verdes, rodeado de ovejas inmaculadas y dóciles.

Pero esta imagen se queda corta en dos aspectos: Primero, el pastor y el rebaño a menudo están llenos de tierra. Segundo, Jesús se llamó a sí mismo “pastor” como una forma de reprender a los “pastores” judios, los jefes religiosos que acaban de rechazar y expulsar a un hombre al cual él había devuelto la vista. Un verdadero pastor conoce bien a sus ovejas y las conduce con cuidado. Sus ovejas reconocen su voz y lo siguen. Y Jesús, el buen pastor, llega tan lejos que “da su vida por las ovejas” (Juan 10, 11). 

En este pasaje podemos leer las palabras de Jesús como una corrección para sus oponentes, pero podemos aprender algo nosotros mismos también. Todos somos pastores para el pueblo de Dios de una forma u otra y estamos llamados a cuidar de su pueblo siguiendo los pasos de Jesús, nuestro pastor. El Señor los valora a cada uno de ellos y desea que nosotros reflejemos su amor y autosacrificio. 

A veces estamos tan ocupados en nuestros propios asuntos que ignoramos el dolor, el cansancio o el temor de quienes están a nuestro lado. Pero siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos conducirlos a un lugar de paz. Así podemos ser pastores para las ovejas de Dios.                Amen.