The Catholic Community of Northern Columbia County

“Amarás al Señor… Amarás a tu prójimo.” (Mateo 22, 37-39) 

¡Aquel día le estaba causando a Jesús mucho cansancio! Desde el inicio, había estado discutiendo con algunos grupos de jefes religiosos de Jerusalén que le presentaban acertijos y le hacían preguntas con la intención de hacerlo caer en la trampa. Primero fueron los sacerdotes y los escribas, luego algunos fariseos, seguidos por los saduceos a quienes siguieron otros fariseos. Y en todo ese tiempo, Jesús estaba tratando de cuidar de una multitud de personas que se habían reunido en torno a él (Mateo 21, 14).

Había un desfile de dignatarios concentrándose en cómo podían atrapar a Jesús en lugar de ayudarlo a cuidar de todas las personas que estaban a su alrededor. Sus propias acciones demostraban lo ciegos que estaban respecto a lo que verdaderamente significaba amar a Dios o a su prójimo. En algún momento todos hemos ignorado las oportunidades de amar, aun cuando nos están mirando directamente a los ojos. ¿Por qué ocurriría eso? Parte de la razón es que podríamos tener una definición estrecha del mandamiento de Jesús de vivir en amor. Podríamos tender a reducir el amor a Dios a asistir a Misa o tener nuestro tiempo de oración, situaciones
protegidas que están limitadas en el tiempo y no son tan demandantes.

Jesús vino a exponer el pecado y la indiferencia que se encuentran en el centro de nuestras falencias para amar. Pero eso no fue lo único que hizo, también las vención de la única manera que podía hacerlo: Entregando su propio ser por amor a nosotros. Amen.